Después de tres días escuchando la valoración y el tratamiento que han sufrido los incidentes del sábado por parte de los medios de comunicación, me he visto obligado a escribir sobre lo que no ha tenido tanta repercusión.
Yo estuve allí.
La verdad no sé cuál fue el origen de lo ocurrido, quiénes fueron los culpables o si eran jóvenes de pozuelo o de otros lugares de Madrid.
La verdad no sé cuál fue el origen de lo ocurrido, quiénes fueron los culpables o si eran jóvenes de pozuelo o de otros lugares de Madrid.
Pero sí que fui testigo del trato que mostró la policía contra cierta gente, cuya única culpa fue la de encontrarse divirtiéndose en el lugar más inoportuno.
Mucho se ha hablado de lanzamiento de botellas, pedradas, señales arrancadas, coches ardiendo y utilización de barricadas.
Poco he escuchado sobre cargas contra menores asustados, porrazos indiscriminados y de la total indiferencia mostrada por los agentes ante el grado de implicación en los incidentes de cada persona.
Amigos míos que estaban escondidos en una marquesina, situada entre los jóvenes que lanzaban objetos y los antidisturbios, fueron desalojados a porrazo limpio sin ninguna compasión por parte de los agentes, estando los jóvenes desarmados y sin actitud agresiva.
Otro testimonio de una persona muy cercana cuenta cómo obedeciendo órdenes de los policías dispersándose con rapidez, recibió el impacto de una pelota de goma.
A esto se le añade el lanzamiento de bombas de humo sobre personas que lo único que tenían en mente en aquellos momentos era poder salir ilesa de la zona.
Y por si fuera poco, también he escuchado que ciertos agentes se divertían apuntando a los jóvenes y haciendo que les disparaban. A esto se dedicaban mostrando un semblante divertido y una actitud de diversión entre colegas.
Que no fueron todos, lo sé.
Pero tampoco fuimos todos los jóvenes que convirtieron aquello en una batalla campal.
Pero tampoco fuimos todos los jóvenes que convirtieron aquello en una batalla campal.
Y es más, son profesionales que velan por nuestra seguridad. No se puede tolerar tal comportamiento.
Con esto quiero terminar, con que fue una noche dura para muchos, y la verdad, molesta bastante que encima se nos cuelgue la etiqueta de jóvenes irresponsables, alcohólicos y agresivos.
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