No son estos días en los que esté yo muy animado. Entre los exámenes, el trabajo, y las entregas de trabajos - lo que más - uno como que se levanta desganao, pero de verdad que hay momentos que le arrancan una sonrisa a cualquiera... Ayer por la mañana tenía que ir a la universidad a entregar en el casillero del profesor un trabajo de diseño y claro, una hora de ida y una hora de vuelta pues trastoca muchísimo mi "ultraorganizado" plan de estudio. El remedio: estudiar de camino. Me creo.
En el metro se hace imposible, porque es que se va tan apiñado. No sé, yo creo que cada día somos más ahí dentro. Luego dicen de fomentar el transporte público macho, creo que están forzando un poco ya. Bueno, a lo que iba, que por H o por B nunca estudio. Y uno de los momentos que más me cuesta es al entrar en Nuevos al Cercanías. Sobre todo si encuentro un asiento de cuatro solo para mí, deposito la mochila en el de al lado, apoyo los pies en el de enfrente, y un periódico (20 minutos) me espera en el de la diagonal. La maniobra perfecta que la llaman.
Pues eso es lo que me pasó ayer, ahí iba yo, hojeándolo de atrás adelante, cuando una noticia me llamó la atención:
Su majestad Don Juan Carlos, salía anteayer de la clínica en la que había estado hospitalizado estos días debido a una operación, y nos regalaba el siguiente consejo: "Debemos estar orgullosos de nuestra sanidad pública, tanto aquí en Cataluña como en Madrid".
Sin tragarse el sufrimiento de pasar por urgencias, su estancia ha transcurrido en un ala privada. De echo, la Generalitat no lo ignora y ya le pasará la factura que seguro que no adivináis de qué bolsillo va a salir...
Además, su comentario es muy BIG, porque en Sevilla, Bilbao o cualquier parte de España... ¿Qué pasa? ¿allí no ocurre lo mismo?
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